Hola a todos!!
Tras más de tres semanas por tierras norteamericanas, por fin me siento a escribiros un mensaje de bienvenida a Nueva York. Han sido unos días bastante frenéticos y pedagógicos, montar una casa desde cero enseña muchísimo sobre texturas y colores, medidas y apliques. Aún nos faltan algunos muebles clave, como el archivador para papeles y la alfombrilla del baño. Aún así, Jane está casi contenta del todo con lo que hemos comprado. Lo cual es genial porque ahora podemos pasar a la segunda fase, en la que pintaremos de varios colorines las paredes del apartamento y nos lo pasaremos fenomenal rellenando las estanterías.
El caso es que tenemos listo nuestro hogar para los próximos dos años, incluido un espléndido sofá cama que es más grande que nuestro lecho en pecado. Está esperando a que lo vengáis a estrenar, aunque me parece que los que más puntos tienen son Bruno y Marta, a ver si alguien se les adelanta y llega antes del puente de Octubre.
Antes de trabajar de porteadores, Jane y yo nos permitimos el lujo de hacer un viaje por la costa Oeste. Corto pero intenso. Estuvimos en San Francisco aunque nos quedamos sin hacer gran cosa, estaba Jane un poco malita de tanto comer comida coreana y casi ni salimos de casa. Luego alquilamos un coche y condujimos hacia el norte por el desértico valle central de california. Desde allí atravesamos las montañas, algunas de ellas de cuatro mil metros como el Mount Shasta. Nos bañamos en bolas en laguitos alpinos, caminamos bajo enormes abetos y nos quedamos absolutamente flipados con el parque nacional
Crater Lake. Todavía tengo que subir las
fotos, basta decir que se trata de un enorme volcán que sucumbió bajo su enorme peso hace sólo diez mil años. Los nativos todavía recuerdan el ruido que se montó. El agujerito, de quince km de ancho, se ha ido rellenando de agua y nieve poco a poco, ahora hay un espléndido lago de un color azul intenso. Muy recomendable para los amantes del trote y la tartera, se te quita el hipo de golpe.
Por desgracia, para Jane se terminó lo bueno y tuvo que empezar a trabajar, abandonando un productivo periodo de tres meses de vacaciones. El mismo que me toca dejar a mí, que este lunes comienzo con mi máster. Para concienciarnos, los de Columbia han preparado un programa intensivo de una semana y media. Arranca a las 8 de la mañana (ay!) y dura hasta las seis, si esto no es un lavado de cerebro no sé que lo será. Eso sí, el campus es bien bonito, lleno de ardillas y chavalitos persiguiéndose los unos a los otros. También tiene alcurnia, el otro día fui a resetear mi contraseña al edificio donde se inventó la radio FM!
Nuestra casa está a cuatro calles de distancia, justo entre la zona linda y pija de la universidad y la desastrosa del Spanish Harlem. Si bajas tres calles más, hasta la 125, entras en un mundo en el que la mitad de la gente habla español y la otra mitad un inglés africano que no hay quien lo entienda. Se venden remedios vudúes en la calle, se oye reguetón sin parar y hay una iglesia adventista cada media manzana. Muy refrescante.
Iré terminando que ya os debo aburrir cual marmota inspirada. Gracias a mi amigo Kevin Greene, he empezado con cuidadito un blog nuevo llamado
La Corrala en Nueva York. Ahí podréis seguir nuestras andanzas con fotos y demás, hasta he aprendido a subir cosas desde el teléfono. A los que tengáis skype, mi dirección es david_delser. También tengo móvil para los no internautas que quieran pagar una llamada internacional: +1 917 657 4833. Y si queréis volver a la edad de pluma, nuestra dirección postal es 506 West 122nd Street, New York, NY 10027, USA (o Estados Unidos para los anglófobos). Cualquier tipo de contacto nos hará ilusión, así que no dudéis en mandarnos un saludo contándonos qué tal estáis.
Y no sé qué más decir, es que de tanto no jugar al fútbol me he quedado sin palabras.
Os mando un fortísimo abrazo desde el norte de Manhattan!
david